Real Time Web Analytics

jueves, 29 de mayo de 2025

Vincebus Eruptum tiene argumentos de sobra: ¿Es el primer álbum heavy?


Blue Cheer – Vincebus Eruptum.
Formato: Vinyl, LP, Album, Reissue, Stereo.
Edición: 1979 – Netherlands.
Sello: Philipps - 6336 281 – Serie Pop Legends.
Género: Rock.
Estilo: hard rock, heavy metal, psychedelic rock.
(Colección Vinyl 33 de Mulsanne Stone).

En enero de 1968, cuando el mundo todavía estaba embelesado por la psicodelia colorida de la Costa Oeste y los grupos californianos dibujaban paisajes sonoros con delicadas notas de guitarra que evocaban espiritualidad, introspección y un idealismo casi oriental, un trío de San Francisco decidió pisar el acelerador y hacer temblar los amplificadores.

Así nació Vincebus Eruptum, el álbum debut de Blue Cheer, una obra ruidosa, visceral y absolutamente pionera, que muchos consideran la piedra angular del hard rock, el heavy metal e incluso el stoner rock. Si Jimi Hendrix tocaba con fuego, Blue Cheer lo hacía con dinamita.


Blue Cheer era originalmente una formación más numerosa, pero para Vincebus Eruptum se consolidó como un poderoso trío de alto voltaje, los artífices del caos eléctrico. Dickie Peterson, fundador del grupo y fuerza motriz, tocaba el bajo y era la voz principal. A la guitarra se encontraba Leigh Stephens, famoso por su distorsión áspera y agresiva. Y el que le daba una pegada salvaje a la batería complementando la intensidad del grupo era Paul Whaley.

Juntos eran el equivalente sónico a una apisonadora desbocada. Inspirados por el blues, el garage y la psicodelia más cruda, estos tres músicos no se andaban con florituras: su objetivo era sonar lo más alto y potente posible. Y lo lograron.


El disco está compuesto por seis temas que marcaron una era; apenas dura 33 minutos, pero cada segundo cuenta. Vincebus Eruptum combina versiones de clásicos del rock y del blues con temas originales que demuestran que Blue Cheer no tenía nada que envidiar a nadie en términos de intensidad.

Lista de canciones.
Cara 1.
1. “Summertime blues”, un clásico de Eddie Cochran, alcanzó el número 14 en las listas de Billboard.
2. “Rock me baby”, de B.B. King, fue destrozado a base de distorsión y golpes de batería.
3. “Doctor Please”, un tema propio, con un riff hipnótico y un Peterson clamando ayuda, probablemente bajo el efecto de ácido.

Cara 2.
1. “Out of focus”, otro original de Peterson, mezcla de blues ácido y rabia juvenil.
2. “Parchment farm”, de Mose T. Allison, fue convertida en una locomotora de distorsión rugosa y ritmo incontrolable.
3. “Second time around”, también de Dicky Peterson, cierra el disco a lo grande con una tormenta sonora de casi siete minutos.

El estilo es una mezcla entre hard rock, proto-metal y acid rock, con raíces en el blues más sucio. La distorsión es tan densa que casi se puede cortar con un cuchillo, y la producción deliberadamente ruda del álbum lo convierte en un trabajo adelantado a su tiempo.


El título es un enigma latinizante sin traducción clara. Se puede interpretar libremente como “el estallido del poder eléctrico” o “la explosión del rugido”, lo cual encaja perfectamente con el sonido que contiene. Suena místico y apocalíptico, como si anticipara la irrupción de algo fuera de control. Y eso era, precisamente, Blue Cheer.

Después del éxito inicial, Blue Cheer publicó otros álbumes, como Outsideinside (1968) o New Improved (1969), pero jamás repitió el impacto de Vincebus Eruptum. Leigh Stephens abandonó la banda tras el segundo disco, y el grupo pasó por múltiples formaciones a lo largo de los años. Dickie Peterson fue el único miembro constante hasta su muerte en 2009, y Blue Cheer siguió en activo de forma intermitente hasta poco antes. Su legado quedó grabado para siempre en la historia del rock.


Blue Cheer fue influencia directa o indirecta para innumerables bandas de hard rock, heavy y stoner. Lemmy Kilmister (Motörhead) los consideraba como uno de los primeros grupos realmente "duros". Kurt Cobain incluyó este álbum entre sus discos favoritos. Henry Rollins citó el debut de Blue Cheer como uno de los álbumes más importantes de su vida. Incluso bandas como Deep Purple y Black Sabbath, los pilares del heavy metal, tomaron nota de la fuerza bruta y del tono guitarrero que Blue Cheer introdujo en el circuito.

Vincebus Eruptum no fue un álbum de masas, pero sí un disco de culto. Hoy se le reconoce como uno de los primeros discos heavy de la historia, quizá el primero si se atiende al sonido más que al contexto. Su crudeza sigue impactando más de medio siglo después de su publicación. No es un álbum “bonito”, ni limpio, ni accesible: es una descarga primitiva, distorsionada y sincera de energía pura. Es el rugido de una Harley en la cara de la psicodelia flower power. Es el álbum que prendió la mecha del hard rock pesado antes de que nadie supiera que eso existía.


Blue Cheer y su Vincebus Eruptum son como un relámpago atrapado en un vinilo. Quizás no obtuvieron el reconocimiento que merecían en su momento, pero sin ellos, el heavy metal o el grunge podrían no haber sonado jamás como lo hicieron. Si te gusta el rock que se sale de las casillas, este disco no solo merece una escucha: merece que subas el volumen al máximo… y reces por tus altavoces.

sábado, 24 de mayo de 2025

Hey Claudine, un viaje por los estilos ocultos de sus Satánicas Majestades.


The Rolling Stones – Hey Claudine – Dance Back In Jail Again.
Formato: Vinyl, LP, Compilation, Unofficial Release.
Edición: 1982 – Germany.
Sello: Tap Productions Inc. – TAP 003.
Género: Rock.
Estilo: Blues shuffle, folk rock, melancholic rock, country rock, funck rock, dance rock.
(Colección Vinyl 33 de Mulsanne Stone).

El álbum recopilatorio Hey Claudine – Dance Back in Jail Again de The Rolling Stones es un lanzamiento no oficial que reúne una selección de rarezas, tomas descartadas y versiones alternativas grabadas principalmente entre finales de los años 70. Este tipo de compilaciones, conocidas como bootlegs, son populares entre coleccionistas y aficionados que buscan material inédito o difícil de encontrar.


Como se trata de un bootleg, Hey Claudine no está disponible en plataformas de streaming ni en tiendas oficiales. Sin embargo, puede encontrarse en mercados de segunda mano y tiendas especializadas en vinilos. Su valor varía según la condición del disco y la demanda entre coleccionistas.

Este bootleg es una pieza codiciada por coleccionistas: lanzada en 1982 por el sello no oficial The Amazing Pig (catálogo TAP 003), se trata de una edición limitada de 500 copias numeradas individualmente, que compila rarezas y descartes de estudio.

Estas pistas ofrecen una visión más profunda del proceso creativo de la banda durante las sesiones de grabación de los álbumes Some Girls (1978) y Emotional Rescue (1980), y muchas de ellas no fueron incluidas en los lanzamientos oficiales de la época.



Se grabaron en los estudios Pathé-Marconi, EMI Studios (París, Francia), excepto "Let's go steady" y "Goin' mad" producidas en Compass Point Studio (Nassau, Bahamas), entre 1978 y 1979. Algunas de ellas, como "Claudine" y "Goin' mad" (publicada posteriormente con el título "I Think I'm Going Mad"), permanecieron inéditas durante años, mientras que otras, como "Send It to Me" y "Summer Romance", fueron incluidas en el álbum Emotional Rescue de 1980.

Lista de canciones y sesiones de grabación.
Cara A:
1. "Claudine" – 3:30 (5 de enero de 1978).
2. "We had it all" – 2:50 (10 de junio de 1979).
3. "Let's go steady" – 2:49 (18 de enero de 1979).
4. "Indian girl" – 6:03 (10 de junio de 1979).
5. "Goin' mad" – 5:31 (18 de enero de 1979).
Cara B:
1. "Let me go" – 3:45 (10 de junio de 1979).
2. "Dance (instr.)" – 4:38 (10 de junio de 1979).
3. "Emotional rescue" – 6:53 (10 de junio de 1979).
4. "Send it to me" – 6:14 (10 de junio de 1979).
5. "Summer romance" – 3:50 (10 de junio de 1979).


La canción "Claudine" es una de las pistas más destacadas de esta recopilación. La canción fue grabada durante las sesiones del Emotional Rescue en 1979, pero no se incluyó en el álbum oficial debido a su contenido lírico controvertido. La letra hace referencia al caso de Claudine Longet, una cantante y actriz francesa que fue condenada por homicidio negligente tras la muerte de su pareja, el esquiador olímpico Vladimir "Spider" Sabich, en 1976. La canción finalmente se publicó oficialmente en 2011 como parte del disco adicional de la edición deluxe de Some Girls.

Valor para coleccionistas y disponibilidad. Dado su carácter no oficial y su tirada limitada, el bootleg Hey Claudine es una pieza buscada en el mercado de coleccionismo. Copias en buen estado pueden alcanzar precios elevados en subastas y tiendas especializadas.

Es interesante que mi copia esté numerada como 984 y marcada como "for promotional use only". Aunque las fuentes más citadas indican que este lanzamiento fue una edición limitada de 500 copias numeradas individualmente, mi ejemplar sugiere que se han producido más unidades.


Es posible que, además de las 500 copias oficialmente numeradas, se hayan fabricado ejemplares adicionales para distribuciones especiales. Estos podrían no haber sido incluidos en el conteo oficial, lo que explicaría la numeración más alta en mi copia. En el ámbito de los bootlegs, no es inusual que existan discrepancias entre las cifras oficiales y la cantidad real de copias producidas. Esta copia promocional numerada con el 984 la convierte en una pieza aún más singular dentro de mi colección.

Otras posibles explicaciones: algunos bootlegs populares han sido objeto de reediciones no oficiales, que pueden replicar el contenido original, pero con variaciones en la numeración o el diseño. Estas reediciones a menudo no están documentadas en las bases de datos principales de coleccionistas. Dado el carácter no oficial de estos lanzamientos, no es raro encontrar inconsistencias en la numeración de las copias, ya sea por errores durante la producción o por decisiones deliberadas de los fabricantes.


domingo, 18 de mayo de 2025

Swordfishtrombones: la metamorfosis sonora de Tom Waits.


Tom Waits – Swordfishtrombones.
Formato: Vinilo, LP, Album.
Edición: 1983 – Spain.
Sello: Island Records, I-205.774.
Género: Jazz, Rock.
Estilo: Blues Rock, Lounge, Jazz-Rock.
(Colección Vinyl 33 de Mulsanne Stone).

“Swordfishtrombones” (1983) es el octavo álbum de estudio de Tom Waits y marca un punto de inflexión radical en su carrera. Tras una serie de discos influenciados por el jazz y el cabaret bajo el sello Asylum Records, Waits se reinventa con una propuesta sonora más cruda, experimental y teatral, que lo aleja de los estándares convencionales y lo consolida como una figura única en la música contemporánea.

Este fue el primer álbum que Waits produjo por sí mismo, tras separarse de su anterior mánager y firmar con Island Records. Inspirado por su esposa y colaboradora Kathleen Brennan, Waits abandonó el piano como instrumento central y optó por una instrumentación inusual: banjo, marimba, armonio, percusiones metálicas y sonidos de feria, creando un paisaje sonoro que oscilaba entre lo onírico y lo grotesco.


El álbum presenta una galería de personajes marginales y situaciones surrealistas. Desde el soldado en "Shore Leave" hasta el incendiario oficinista en "Frank's Wild Years", las canciones ofrecen relatos vívidos y cinematográficos. "Johnsburg, Illinois", una balada de apenas 90 segundos dedicada a Brennan, destaca por su ternura en medio del caos sonoro.

La portada del álbum es una imagen fue creada por el fotógrafo Michael A. Russ utilizando su técnica distintiva llamada "TinTone". Esta técnica combina fotografía en blanco y negro con procesos de virado y coloreado manual, logrando un efecto que recuerda a la acuarela, con tonos sepia, amarillos y azules que aportan una atmósfera onírica y teatral a la imagen.


La fotografía muestra a Tom Waits junto a los actores Angelo Rossitto y Lee Kolima, evocando una escena de circo decadente que complementa la estética del álbum. Esta colaboración entre Waits y Russ también dio lugar al video musical de "In the Neighborhood", reforzando la cohesión visual y sonora del proyecto.

La elección de esta técnica y estética visual refleja el cambio radical en la dirección artística de Waits en Swordfishtrombones, alejándose de sus anteriores influencias jazzísticas hacia un sonido más experimental y crudo. La portada, con su apariencia de acuarela y su atmósfera surrealista, encapsula perfectamente la transformación sonora y temática del álbum.



Aunque inicialmente desconcertó a parte de su audiencia, "Swordfishtrombones" ha sido reconocido como una obra maestra. Fue incluido en numerosas listas de los mejores álbumes de la década de 1980 y es considerado el inicio de una trilogía junto a "Rain Dogs" (1985) y "Franks Wild Years" (1987).

"Swordfishtrombones" representa la metamorfosis de Tom Waits de cantautor tradicional a innovador vanguardista, estableciendo un nuevo paradigma en su carrera y dejando una marcada huella en la música contemporánea.

sábado, 10 de mayo de 2025

Out of Step, el puñetazo sonoro que definió el straight edge.


Minor Threat – Out of Step.
Formato: Vinilo, 12”, 45 rpm, EP, reissue, remastered, recut.
Edición: 2008 – USA.
Sello: Dischord Records – DIS 10V.
Género: Rock.
Estilo: Hardcore, Punk.
(Colección Vinyl 33 de Mulsanne Stone).

Minor Threat surgió a finales de 1980 en Washington D.C., en pleno auge del hardcore punk de la Costa Este, con un cuarteto fundado por Ian MacKaye (voz), Lyle Preslar (guitarra), Brian Baker (bajo) y Jeff Nelson (batería). Más que un simple grupo, fueron una declaración de principios: velocidad extrema, letras directas y una ética “straight edge” que rechazaba el alcohol y las drogas. Gracias a esa coherencia brutal entre mensaje y música y a su modelo DIY de autoproducción a través de Dischord Records, se convirtieron en uno de los referentes más influyentes del punk.


Fue en enero de 1983 cuando Out of Step vio la luz por primera vez: un vinilo editado en Estados Unidos por Dischord, con portada en blanco y negro, diseño de fanzine y prensado estándar. Aquella edición capturó la tensión y urgencia de una escena que buscaba redefinirse. Con una producción mínima, casi áspera, cada tema sonaba como un puñetazo directo: riffs cortantes, redobles vertiginosos y la voz de MacKaye al filo de la exasperación.

Veinticinco años después, en 2008, Dischord recuperó Out of Step en una edición remasterizada made in USA, disponible en vinilo de 180 g. Aquí es donde el crujido primigenio del hardcore se encuentra con una fidelidad sorprendente: los matices del bajo de Brian Baker y la precisión de la batería de Jeff Nelson emergen con una claridad inédita, sin sacrificar esa aspereza esencial. Los golpes de caja retumban con viveza, y el zumbido natural del surco mantiene viva la sensación de documento histórico.



Al escuchar “Betray”, notas cómo la nitidez del nuevo máster permite distinguir cada sílaba del reproche de MacKaye, mientras los riffs secos de Preslar cortan el aire con punzante urgencia. Cuando irrumpe “Out of Step (With the World)”, ese himno de disidencia personal, el vinilo remasterizado otorga cuerpo al bajo y brillo al golpe de bombo, reforzando el mantra straight edge que marcó a toda una generación: esas consignas de “no drogas, no alcohol, no tabaco y autocontrol” que Minor Threat convirtió en himno de resistencia personal, y que conectaron con miles de jóvenes buscando una forma de vida alternativa y coherente en el contexto punk de los 80.

En la portada, el arte original de Don Zientara se reproduce con total fidelidad: tipografía de recorte casero, fotografía en blanco y negro y esa estética de fotocopia que remite a los fanzines de los primeros ochenta. Es un guiño perfecto a la filosofía de Minor Threat: honestidad radical, política de “hazlo tú mismo” y absoluta coherencia entre forma y contenido.



Quizá la única “pega” sea que el grano más crudo de las prensadas de los ochenta pierde algo de profundidad frente a la limpieza del máster, pero la ventaja es que ahora aprecias detalles en la percusión y las líneas de bajo que antes quedaban difuminados.


En definitiva, la edición de 2008 de Out of Step permite redescubrir la fuerza bruta de Minor Threat sin sacrificar la textura áspera que define al hardcore primigenio. Es, al mismo tiempo, un documento histórico y una puerta de entrada para nuevos oyentes que quieran experimentar el sonido y la integridad ética que hicieron de esta banda un referente imperecedero.







viernes, 9 de mayo de 2025

Cheap Thrills, la furia controlada de Janis Joplin.


Big Brother & the Holding Company – Cheap Thrills.
Formato: Vinilo, LP, Album, Reissue.
Edición: Spain – 1970.
Sello: CBS - Columbia Broadcasting System, Inc., USA.
Género: Rock.
Estilo: Folk Rock, Blues Rock, Psychedelic Rock.
(Colección Vinyl 33 de Mulsanne Stone).

Big Brother & the Holding Company nació a mediados de 1965 en el bullicioso entorno del distrito de Haight-Ashbury en San Francisco, cuando jóvenes músicos de la escena folk-blues de la ciudad decidieron unir sus fuerzas para explorar sonidos más eléctricos y experimentales. Fundados por el bajista Peter Albin y el guitarrista Sam Andrew, a ellos se sumaron pronto el guitarrista James Gurley y el batería Dave Getz, conformando un cuarteto ávido de romper con los moldes tradicionales del blues.

Sus primeras actuaciones en cafés y clubes como The Fillmore Auditorium o The Avalon Ballroom fueron caldeando el ambiente psicodélico de la Costa Oeste, mientras el manager y promotor Chet Helms los impulsaba en el circuito underground, consiguiéndoles una leal base de seguidores y la atención de la incipiente prensa musical.

El sonido de Big Brother en esos primeros meses era crudo y directo: armonías de guitarra saturada alternadas con pasajes de ritmo sincopado, alimentados por la electricidad de la juventud y la contracultura que bullía en la ciudad. Fue en este inestable pero emocionante caldo de cultivo donde descubrieron a una voz privilegiada: Janis Joplin, cuyo carisma y fuerza vocal se integraron al grupo a principios de 1966. Con ella, la banda encontró no solo una líder capaz de trascender géneros, sino también una energía escénica que los catapultó de los garitos locales a escenarios cada vez más grandes, sentando las bases de lo que sería su ascenso meteórico en el verano del amor y, más tarde, la grabación de su obra más icónica.


En lo que fue un rápido giro creativo tras su explosiva incorporación a la escena de San Francisco, Big Brother & the Holding Company entró en los Sunset Sound Studio de Los Ángeles en marzo de 1968 para dar forma a lo que acabaría siendo Cheap Thrills. Bajo la producción de John Simon, el grupo aprovechó la química en directo que habían ido pulido en las giras locales, pero con la ambición de capturar tanto la electricidad del escenario como la precisión del estudio.

El ingenioso añadido de aplausos “falsos” en el mezclador buscaba trasladar esa energía de club al vinilo, sin renunciar a una calidad de sonido que respetara cada gruñido de Janis, cada rasgueo de guitarra y cada embestida de la sección rítmica. El resultado fue un álbum que, en lugar de emular un directo al uso, se convirtió en la mejor intersección posible entre la espontaneidad de su música y la cálida fidelidad analógica de los años sesenta.

Desde el primer giro de la aguja, Cheap Thrills te catapulta a la furia controlada de Janis Joplin y Big Brother & the Holding Company: Janis, con su voz rasgada y apasionada, te atraviesa el pecho mientras James Gurley despliega riffs crudos y Sam Andrew añade punteos agudos que chisporrotean. Peter Albin y Dave Getz anclan el ritmo con un contrabajo firme y una batería precisa, y la edición española de 1970 (CBS S-63392) los captura a todos con una calidez analógica que solo un prensado europeo de casi 180 g puede ofrecer.

La emblemática y mítica portada dibujada por el autor underground Robert Crumb se reproduce con fidelidad y sin florituras innecesarias. El prensado sólido del disco atenúa apenas los agudos para dar una calidez que penetra el alma. La edición española de CBS no incluye libreto interior, pero esa austeridad solo refuerza el encanto del vinilo como objeto: una pieza para melómanos que disfrutan del ritual de limpiar el disco, colocar la aguja y dejarse llevar por la magia analógica.


Arranca la cara A con “Combination of the Two”, un vendaval que te estremece: el riff insistente de Gurley se entrelaza con el empuje sincopado de Getz y la narración de Joplin, que en cada verso escupe rabia y vulnerabilidad. Sin transición brusca, “I Need a Man to Love” rasga esa tensión con una melodía más íntima, donde la guitarra de Andrew susurra acordes húmedos y la voz de Janis desafía convenciones al filo de la emoción.

En “Summertime” la banda se sumerge en un cruce entre blues y jazz: el contrabajo respira con suavidad, las escobillas acarician el platillo y Joplin flota, etérea, sobre esa atmósfera onírica. El vinilo, limpio de chasquidos y con medios-graves realzados, hace que cada eco y cada reverb se perciban con una nitidez sorprendente. Y cuando irrumpe “Piece of My Heart”, un clásico destinado a la inmortalidad, los coros de acompañamiento remachan el dramatismo, los riffs exudan soul y el grito de “¡Take it!” retumba con una sinceridad tan intensa que sientes el surco vibrar bajo tu aguja.


Al darle la vuelta al disco, “Turtle Blues” retoma el pulso con un blues sincopado, crudo y narrativo: Janis cuenta su historia al calor de una lámpara imaginaria, mientras Albin y Getz construyen el colchón rítmico que sostiene cada frase. “Oh Sweet Mary” introduce un matiz más relajado, con un falsete juguetón de Joplin y un fraseo que coquetea con el country-blues; aquí, el juego de los aplausos “enlatados” de John Simon no resta autenticidad, sino que juega con esa fina línea entre estudio y directo.

El cierre llega con “Ball and Chain”, nueve minutos de catarsis sonora en los que cada golpe de batería retumba como un latido y los solos de guitarra rasgan el aire en un crescendo imparable. La voz de Janis, en el epicentro del huracán, alcanza notas tan salvajemente emocionantes que parecen hilo de electricidad pura.


En conjunto, Cheap Thrills (CBS S-63392, 1970) es un testimonio de la conexión visceral entre estudio y directo, un objeto de culto cuya fuerza radica en la voz insobornable de Janis Joplin y en la pasión de una banda que supo fundir psicodelia, blues y rock en cada surco. Si guardas tus vinilos como tesoros irrepetibles, esta edición es, sin duda, una de las joyas imprescindibles de cualquier colección, una pieza esencial para cualquier amante del vinilo que valore el culto al objeto y a la experiencia analógica.

lunes, 5 de mayo de 2025

Mud in Your Ear: el “Padre del Chicago Blues” en su vertiente más directa y despojada.


Muddy Waters - Mud in Your Ear.
Formato: Vinilo, LP, Compilation.
Edición: Spain Ⓟ 1977 Beverly Records.
Sello: Muse Records - L-30.012 B.
Género: Blues.
Estilo: Chicago Blues.
(Colección Vinyl 33 de Mulsanne Stone).

En el otoño de 1967, Muddy Waters abandonaba el pulido estudio de Chess Records para dejarse llevar por la informalidad de unas sesiones encabezadas por Victoria Spivey. El resultado, publicado bajo el título Mud in Your Ear, se convertía en un documento singular: lejos de la electricidad precisa de sus hits, aquí lo encontramos despojado de artificios, entregado a la espontaneidad de una jam session.


¿Y qué sucede diez años más tarde, cuando la discográfica española Beverly Records decide lanzar este material en vinilo? El eco de aquellas cuerdas desafiantes y aquella voz rasgada adquiere un aura especial en un soporte analógico, a la vez cálido y crudo, pensado para amantes del vinilo.

Al pinchar la aguja, lo primero que sobresale es esa sensación de “estar ahí”. No hay overdubs ni ediciones mágicas: cada toma fluye, flaquea, respira. Waters intercala compases contenidos con estallidos de furia, y su guitarra, más ruda que eléctrica, se mezcla con solos de armónica y guitarra ajena que, por momentos, lo eclipsan.

Precisamente esa falta de guión es lo que convierte a Mud in Your Ear en un objeto de culto. Hay piezas donde Muddy retoma riffs clásicos, pero reimaginados con un deje jazzy; otras, incluso, se acercan al folk urbano de la época. El contraste entre su registro vocal y la instrumentación, a menudo más luminosa de lo esperable, crea un pulso dinámico que mantiene alerta al oyente, acostumbrado a la fórmula estándar del Chicago blues.


Beverly Records, protagonizando la efervescencia del blues en España a mediados de los setenta, optó por un empaque sin florituras: portada monocroma, foto de Muddy captado en plena interpretación y tipografía discreta que deja todo el protagonismo al artista. Pero es precisamente esa austeridad la que muchos coleccionistas aprecian: la ausencia de distracciones, un “menos es más” que focaliza la atención en la música.

Las galletas blancas del vinilo, característica del sello Muse Records, añade un toque de sobriedad sobre el surco. El logotipo del arpa en negro, forjada con dos cabezas de aves, evoca las cabinas de radio y los clubs de jazz donde en aquellos años se pinchaban los singles que hoy cotizan en las subastas.



En un mercado donde las reediciones digitales prometen restauraciones impecables, el vinilo de 1977 conserva ese “grano” y esa ligera distorsión en agudos que tanto enamora a los puristas. Al girar a 33 ⅓ rpm se aprecian medios potentes, donde la voz de Muddy emerge con un volumen generoso, casi frontal. Graves contenidos pero presentes: el contrabajo y la patada de la batería mantienen el pulso sin entorpecer la claridad. y unos altos sutilmente atenuados crean esa sensación de calidez y cercanía, aunque a costa de perder algo de brillo en las resonancias de guitarra.

El resultado es una escucha envolvente, imperfecta, que subraya la naturaleza improvisada del álbum. Cada crujido de vinilo se convierte en testigo de la sesión de 1967, y no en simple ruido de fondo.

Más allá de la música: el coleccionismo como pasiónPara los transeúntes de tiendas de segunda mano, hacerse con esta edición supone un viaje al pasado; la etiqueta blanca, el tip-off manual y la tipografía setentera son detalles que solo el vinilo conserva como objeto físico.

Beverly Records no tenía la distribución de los grandes sellos, así que estas copias ruedan poco. Encontrar una con funda y prensado impecables puede elevar su valor en el mercado de coleccionismo.

Mud in Your Ear, en su edición de Beverly Records, no aspira a ser el disco definitivo de Muddy Waters, sino un retrato de su libertad creativa. La irregularidad de las sesiones se convierte, paradójicamente, en su gran virtud: un testimonio de un genio que se permite explorar sin corsé.

Para el amante del vinilo, cada giro del plato reafirma la magia del sonido analógico: esa danza entre surco y aguja que ningún MP3 podrá imitar. Y para el entendido, es un recordatorio de que el blues no solo vive en los éxitos pulidos, sino también —y especialmente— en los márgenes, en las grabaciones que pitan, chisporrotean y, al final, laten con más honestidad.

Kind of Blue, uno de los discos más influyentes de la historia del jazz y una obra maestra de la improvisación modal.


Miles Davis - Kind of Blue.
Formato: Vinilo, LP, Reissue Blue.
Edición: 2017 - Europe.
Sello: DOL Records - DOL725HB.
Género: Jazz.
Estilo: Modal.
(Colección Vinyl 33 de Mulsanne Stone).

El jazz modal es un enfoque armónico y melódico que, en lugar de basarse en cambios frecuentes de acordes, utiliza escalas (modos) fijos como punto de partida para la improvisación. Surgió a finales de los años cincuenta y adquirió carta de naturaleza con álbumes como Kind of Blue (1959) de Miles Davis y My Favorite Things (1961) de John Coltrane.

En el jazz tradicional, el solista improvisa «encima» de progresiones de acordes que suelen cambiar cada compás o cada dos compases; en el modal, esas progresiones se reducen a uno o dos acordes que permanecen estáticos durante largos períodos, y sobre ellos el músico despliega el modo correspondiente.

Kind of Blue es, sin duda, uno de los discos más influyentes de la historia del jazz y una obra maestra de la improvisación modal. En este álbum, Miles Davis se rodea de un cuarteto de lujo –John Coltrane, Cannonball Adderley, Bill Evans (y Wynton Kelly en un tema), Paul Chambers y Jimmy Cobb– y propone un lenguaje nuevo: basarse en escalas modales en lugar de progresiones de acordes vertiginosas.

Ambiente y atmósfera. Desde el primer compás de “So What” se respira una calma tensa: los tiempos están marcados con economía y cada nota cobra peso. Miles, con su trompeta susurrante, construye paisajes sonoros donde el silencio y los espacios entre frases son tan importantes como las propias notas. Esa ligereza en el fraseo convierte a Kind of Blue en un disco siempre nuevo, ideal tanto para el estudio como para la contemplación.

Juego de colores tímbricos. La comunicación entre los solistas es ejemplar: Coltrane y Adderley dialogan con tonos contrastados (brillantes uno, más íntimo el otro), mientras Evans aporta armonías etéreas bajo el ritmo fluido de Chambers y Cobb. La alternancia entre Evans y Kelly en “Freddie Freeloader” añade un matiz clásico que finaliza con una vuelta al ambiente modal.

Innovación estilística. El paso al modalismo abrió puertas a generaciones de músicos. Cada tema –“Blue in Green”, “All Blues”, “Flamenco Sketches”– explora un modo o escala, y el resultado es un canto a la libertad creativa. No se busca la espectacularidad técnica, sino la honestidad expresiva.

Punto crítico. Pese a su perfección, quien espere solos vertiginosos o cambios de ritmo abruptos puede sentir la propuesta algo “plana” en intensidad. Aquí prima la sutileza y la economía, lo que convierte al disco en una experiencia de escucha atenta más que en un despliegue de virtuosismo frenético.

Edición DOL Records de 2017 para Europa.

Compré en 2017 la edición europea reeditada por DOL Records, con la esperanza de una remasterización que realzara aún más la calidez analógica de la cinta original. Lamentablemente, esta versión tropieza en varios aspectos:

Mastering excesivamente digital. En lugar de recuperar la riqueza dinámica y el carácter natural del vinilo original, DOL aplicó un “lifting” digital que aplasta sutiles matices. Los pasajes más suaves de Evans se sienten comprimidos, y la trompeta de Miles carece de esa calidez casi cenital que caracteriza a la toma original.

Calidad de prensado y empaque. El LP suena con ligeros “clicks” y “pops” que no estaban presentes en las ediciones anteriores: el vinilo parece mal prensado o de material inferior. A esto se suma un sobrecubierta de cartón delgado, que muestra arañazos y bordes deshilachados en cuestión de semanas, restándole valor de coleccionista.

Faltan notas de libreto significativas. La edición no incluye el pequeño cuadernillo con transcripciones, ensayos o fotografías de época que hacen de Kind of Blue una experiencia completa. La hoja informativa se reduce a un par de párrafos impresos a una sola tinta, lo que es inaceptable para un álbum icónico y una reimpresión “deluxe” que DOL pretendía vender a precio premium.

Política de precios y disponibilidad. Pese a ser una tirada limitada, DOL la vendió a un precio casi idéntico al vinilo de otras discográficas de renombre, sin aportar mejoras de calidad. Esto deja claro que la prioridad fue explotar el catálogo con ediciones de bajo coste, más que ofrecer un producto digno de la leyenda de Miles.

En resumen, la edición de DOL Records de 2017 empaña la escucha de un disco que merece cuidado extremo en su reproducción. Kind of Blue brilla por su atmósfera y matices, y esta versión no hace justicia a su brillo original.

martes, 18 de febrero de 2025

Frazer Nash High Speed: el pequeño deportivo británico brilló en La Sarthe.


Frazer Nash High Speed Le Mans Replica.
#26 Harold John Aldington (GB) y Norman Culpar (GB).
Mrs P. Trevelyan (GB).
24 Horas de Le Mans 1949.
S 2000 - Sportscars 1501 cc - 2000 cc.
3rd general y 2nd S 2000; 224 vueltas.

1ª referencia de la marca Fasten Belts.
Resina RTR.
(Colección Slot 132 de Mulsanne Stone).

La Miniatura, un hallazgo especial. A veces, las mejores sorpresas llegan cuando menos te lo esperas. En noviembre de 2020, me topé con una marca belga de slot que no conocía: Fasten Belts (sí, cinturones de seguridad). Se especializa en kits de resina a escala 1:32, combinados con chasis impresos en 3D, lo que les da un toque artesanal y de alta precisión.


Detrás de este proyecto está Angelo Eldé, un verdadero apasionado del automovilismo, como no podía ser de otra manera. Y para arrancar su aventura, eligió nada menos que el Frazer Nash High Speed Le Mans Replica, el coche que en 1949 se ganó un lugar en la historia al cruzar la meta de Le Mans en tercer lugar con Harold John Aldington y Norman Culpan al volante.


La miniatura no solo captura la esencia de este clásico, sino que también viene equipada con un chasis completo, motor Mabuchi Slim y transmisión Slot.it, lista para deslizarse con elegancia por la pista.

Los inicios de Frazer Nash. Los orígenes de la marca Frazer Nash se remontan a 1922, cuando el ingeniero británico Archibald "Archie" Frazer-Nash fundó la empresa en Kingston upon Thames, Surrey, Reino Unido. Antes de este emprendimiento, Frazer-Nash había cofundado en 1909, junto con Henry Ronald Godfrey, la compañía GN (Godfrey & Nash), dedicada a la fabricación de ciclocars, un tipo de automóvil ligero y económico que se popularizó entre 1910 y 1920, como una opción intermedia entre las motocicletas y los automóviles convencionales, ofreciendo una alternativa asequible para los conductores que no podían permitirse un coche tradicional.

Tras la disolución de su sociedad en 1922, Frazer-Nash decidió iniciar su propia línea de automóviles, inicialmente utilizando componentes de GN y añadiendo carrocerías diseñadas por él mismo. El primer vehículo auténticamente Frazer Nash apareció en 1924, caracterizado por su innovadora transmisión por cadenas múltiples, una solución técnica distintiva de la marca en sus primeros modelos.

A pesar de la habilidad de Frazer-Nash como ingeniero y diseñador, la empresa enfrentó dificultades financieras, lo que llevó a su reestructuración en 1927 bajo el nombre de AFN Limited. En 1929, Harold John "Aldy" Aldington asumió la dirección como gerente general, mientras que Frazer-Nash permaneció como asesor técnico y accionista minoritario.

Durante la década de 1930, AFN Limited amplió sus operaciones al convertirse en importador y ensamblador de vehículos BMW en el Reino Unido, comercializándolos bajo la marca Frazer Nash-BMW. Esta colaboración se mantuvo hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939. Posteriormente, la empresa retomó la producción de automóviles deportivos bajo la marca Frazer Nash, destacando modelos como el que apareció en 1948, el High Speed, que alcanzaron éxito en competiciones internacionales y consolidaron la reputación de la marca en el mundo del automovilismo.

El Frazer Nash High Speed en Le Mans 1949. En la edición de 1949 de las 24 Horas de Le Mans, el Frazer Nash High Speed, posteriormente conocido como Le Mans Replica, se destacó notablemente. Este vehículo, inscrito por Mrs. P. Trevelyan, fue pilotado por los británicos Harold John Aldington y Norman Culpan. El coche, identificado con el dorsal #26, logró una impresionante tercera posición en la clasificación general, completando un total de 224 vueltas. Esta actuación fue particularmente destacada, considerando que quedó a solo once vueltas del ganador absoluto, el Ferrari 166 MM de Luigi Chinetti y Lord Selsdon.


Características técnicas. El Frazer Nash High Speed estaba equipado con un motor Bristol de 2.0 litros y seis cilindros en línea, basado en el diseño del BMW M328. Este propulsor entregaba una potencia aproximada de 125 caballos de potencia a 4.500 rpm. El vehículo contaba con un chasis tubular de acero y una carrocería de aluminio, lo que le confería una estructura ligera y resistente.

La suspensión delantera se componía de brazos inferiores y un resorte de hoja transversal, mientras que la trasera utilizaba un eje rígido con barras de torsión. El sistema de frenos estaba compuesto por tambores hidráulicos en las cuatro ruedas, proporcionando una capacidad de frenado adecuada para las exigencias de la competición.

Contexto de la Carrera. Tras una pausa de diez años debido a la Segunda Guerra Mundial, las 24 Horas de Le Mans regresaron en 1949, marcando la 17ª edición de esta prestigiosa competición. La reconstrucción del circuito y sus instalaciones fue un símbolo del resurgimiento del automovilismo en la posguerra. La parrilla de salida combinaba vehículos anteriores al conflicto con nuevas incorporaciones, destacando la participación debutante de Ferrari.

Desarrollo de la Carrera. La competición comenzó a las 16:00 horas bajo un sol abrasador. Los Delahaye de Chaboud y Flahault tomaron la delantera en las primeras horas, seguidos de cerca por los Ferrari de Chinetti y Dreyfus, y el Talbot de Vallée. El ritmo impuesto por los líderes fue intenso; durante la segunda hora, André Simon registró la vuelta más rápida de la carrera. Sin embargo, problemas mecánicos comenzaron a afectar a varios competidores destacados. El Talbot de Rosier se retiró debido al sobrecalentamiento, y el Delahaye de Chaboud sufrió un incendio en el motor que lo dejó fuera de la competición.

Durante la noche, Luigi Chinetti asumió la mayor parte de la conducción del Ferrari, ya que su compañero, Peter Mitchell-Thomson, no se encontraba en condiciones óptimas. A pesar de los desafíos, Chinetti mantuvo al Ferrari en posiciones de liderazgo. Mientras tanto, el Frazer Nash #26, pilotado por Harold John Aldington y Norman Culpan, ascendía posiciones de manera constante. A medianoche, este vehículo se ubicaba en la cuarta posición general, beneficiándose de los abandonos y problemas mecánicos de otros competidores.


Con el amanecer, la carrera se tornó aún más exigente. El Ferrari de Chinetti comenzó a experimentar problemas con el embrague, lo que obligó al piloto a conducir con cautela para preservar el vehículo. Simultáneamente, el Frazer Nash #26 se enfrentaba a desafíos propios, incluyendo la pérdida del embrague y dificultades en el sistema de alimentación de combustible. A pesar de estos inconvenientes, Aldington y Culpan demostraron una notable destreza y perseverancia, manteniéndose en la contienda.

En las horas finales, la tensión aumentó. El Delage de Henri Louveau reducía la ventaja del Ferrari líder, mientras que el Frazer Nash #26 consolidaba su posición en el podio. A las 16:00 horas, Charles Faroux, director de la carrera, ondeó la bandera a cuadros. El Ferrari de Chinetti y Mitchell-Thomson se llevó la victoria, seguido por el Delage de Louveau. El Frazer Nash #26 aseguró una meritoria tercera posición, completando 224 vueltas, a once del ganador.

Desarrollo y producción del Le Mans Replica. El éxito obtenido en Le Mans en 1949 impulsó a Frazer Nash a producir una serie de vehículos inspirados en el coche de competición, denominados Le Mans Replica. Entre 1949 y 1954, se fabricaron aproximadamente 34 unidades de este modelo. Estos automóviles mantenían las características técnicas del coche de carreras, adaptadas para su uso en carretera.


El Le Mans Replica se ganó una reputación notable en el mundo de los deportes de motor, participando en diversas competiciones y siendo apreciado por su rendimiento y diseño. Por todo ello, acabó convirtiéndose en una pieza codiciada entre los entusiastas y coleccionistas de automóviles clásicos.

Legado y reconocimiento. La edición de 1949 de las 24 Horas de Le Mans fue un testimonio del resurgimiento del deporte motor en la posguerra, y la sobresaliente participación del Frazer Nash #26, especialmente considerando los desafíos mecánicos a los que se enfrentó, permanece como un hito en la historia de la competición.

domingo, 16 de febrero de 2025

Porsche 911 GT2 LM95 #91: trío de españoles sin suerte.

Porsche 911 GT2.
#91 Tomás Saldaña, Miguel Ángel de Castro y Alfonso de Orleans (E).
Heico Motorsport (D).
24 Horas de Le Mans 1995
Le Mans GT2 – Grand Touring 2.
37th, DNF (Accidente), 63 vueltas.

S&B de Manel Espallargas sobre Kit #01 de Top Slot.
Resina en bruto.
(Colección Slot 132 de Mulsanne Stone).

Miniatura. Esta pieza proviene de un kit de resina de Top Slot, cuya carrocería tenía una pequeña rotura en la parte delantera que no se podía reparar. Manel Espallargas se encargó de todo el proceso de pintura y montaje, añadiendo una simulación de la zona dañada con cinta americana. No me preocupaba demasiado que no reflejara exactamente lo ocurrido en carrera; para mí, lo más importante era tener este modelo con el patrocinio de Repsol y la inscripción de los tres pilotos españoles.


Origen y DesarrolloEl Porsche 911 GT2 es una de las variantes más radicales del legendario 911, desarrollado específicamente para la competición en la categoría GT. Con un diseño basado en el 911 (993), esta versión fue creada para cumplir con las regulaciones de la FIA y competir en campeonatos de resistencia. En este artículo, exploraremos sus características técnicas, su participación en Le Mans 1995 con el dorsal #91 y el desempeño del equipo en la exigente prueba francesa.

A mediados de los años 90, Porsche desarrolló el 911 GT2 para competir en la categoría GT. Basado en la plataforma del 911 (993), este modelo se diferenciaba por su carrocería ensanchada, aerodinámica mejorada y un motor turboalimentado de gran potencia. La FIA requería que los coches de la categoría GT2 estuvieran basados en modelos de producción, lo que obligó a Porsche a fabricar una serie de unidades de calle para homologación.


El resultado fue un coche extremadamente potente y ligero, con un chasis reforzado, mejoras en la suspensión y un gran alerón trasero que optimizaba la carga aerodinámica. En su versión de competición, el 911 GT2 se convirtió en un referente dentro de las carreras de resistencia.

Datos Técnicos. El Porsche 911 GT2 de competición montaba un motor bóxer de seis cilindros y 3.6 litros con doble turbocompresor, capaz de generar alrededor de 450 CV. Su transmisión manual de seis velocidades enviaba la potencia a las ruedas traseras, a diferencia de otras versiones del 911 que contaban con tracción total. Esta configuración hacía que el coche fuera más ligero, pero también más difícil de controlar en situaciones de alta exigencia.

La carrocería de fibra de carbono y aluminio ayudaba a reducir el peso total, mientras que los frenos de disco ventilados con pinzas de alto rendimiento garantizaban una frenada eficaz en condiciones extremas. Las suspensiones de competición, con ajustes específicos para circuitos, proporcionaban una estabilidad óptima en curvas de alta velocidad.


En cuanto a dimensiones, el coche tenía una longitud de 4.245 mm, una anchura de 1.850 mm y una distancia entre ejes de 2.272 mm. Su peso rondaba los 1.100 kg, lo que le permitía una relación peso-potencia excelente para la categoría en la que competía.

Participación en las 24 Horas de Le Mans 1995. El Porsche 911 GT2 con el dorsal #91 participó en esta edición inscrito por la escudería alemana Heico Motorsport. El coche compitió en la categoría GT2, enfrentándose a otros fabricantes de renombre dentro del automovilismo de resistencia.

La librea del coche presentaba una combinación de colores llamativa, con los logotipos de Repsol y el distintivo diseño de Porsche Motorsport. Neumáticos de alto rendimiento, proporcionados por Goodyear, completaban el paquete técnico del vehículo.

El equipo del Porsche 911 GT2 #91 estaba compuesto por tres pilotos españoles: Tomás Saldaña, experimentado piloto de resistencia, con varias participaciones en Le Mans y un amplio historial en competiciones de GT; Miguel Ángel de Castro, con experiencia en campeonatos de turismos y GT, conocido por su capacidad para adaptarse a distintos tipos de coches y circuitos y Alfonso de Orleans, que aunque estaba inscrito como piloto, no llegó a disputar su turno en la carrera, ya que el coche sufrió un accidente antes de que pudiera subirse al volante.


Desempeño en la Carrera
. La edición de 1995 de las 24 Horas de Le Mans fue especialmente dura debido a las condiciones climáticas y la fuerte competencia en la categoría GT2. El Porsche 911 GT2 #91 tuvo un inicio prometedor, con un ritmo sólido y tiempos competitivos en pista.

Sin embargo, el coche sufrió un accidente antes de completar la prueba, lo que impidió que Alfonso de Orleans llegara a participar en la carrera. El incidente obligó al equipo a retirarse prematuramente, dejando sin opciones al equipo Heico Motorsport en su intento por completar la mítica prueba de resistencia.

Hoy en día, el Porsche 911 GT2 sigue siendo un modelo icónico en la historia del automovilismo, recordado tanto por su dominio en circuitos como por su legado en Le Mans.